Miramos pero no vemos, incluso a veces aún viendo, no valoramos las cosas. Es una constante en la vida y eso que hacemos propósito de enmienda, pero de nada vale. Volvemos a caer. Desde que tengo uso de razón, he “visto” este cuadro en casa de mi abuela Lola. Nunca me pregunté quién lo había pintado, si había sido mi padre, incluso nunca me cuestioné si me gustaba o no. Me había olvidado del cuadro hasta que hace unos días, mi primo me envío una fotografía de él. Descubrí que efectivamente lo había pintado mi padre y que tuvo que ser cuando era muy joven ya que ni siquiera tiene definida su firma. Ahora lo veo, lo observo y descubro cosas como que me gusta por lo original respecto a otros cuadros de mi padre, que se parece a los paisajes del francés Aage Jessen. ¿Lo sabría mi padre?, ¿a qué edad lo pintaría?, ¿ y por qué ese paisaje tan alejado de su realidad? Hago nuevamente propósito de enmienda, confiando en ver y no mirar.